Friday, June 28, 2019



 ¿PNIE?

Qué es y cómo este saber mejorará una vida con  distintas enfermedades y trastornos físicos.




¿Por qué nos preguntan cuál es la talla del vientre? ¿O si tenemos grasa acumulada en los pechos? ¿Es tan importante cómo nacemos y cómo fue nuestra infancia? ¿Si solo queremos dejar de sentirnos tristes y deprimidos por qué nos preguntan por el período y ciclos menstruales? La PNIE te dará respuesta a esas preguntas.
La Psico Neuro Inmuno Endocrinología o PNIE es un disciplina médica integrativa que estudia la relación entre los sistemas nervioso, hormonal, inmune y la conducta de los humanos.
Nació este siglo en la década de los 70s con los primeros estudios del equipo de  Ader R. y posteriormente de Glaser R. basados en el concepto de la comunicación recíproca entre el sistema nervioso central y el sistema inmune.
Se han necesitado décadas y una abrumadora cantidad de estudios científicos para obtener la atención principal de toda la comunidad médica ofreciendo soporte a la evidencia de la interacción de estas redes de interconexiones, de estos sistemas de nuestro organismo. Según la reciente revisión científica a cargo del equipo de Timothy G D del American College of Neuropsychopharmacology del 2017, la PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIE) se encuentra con un nuevo protagonista: el microbioma (DNA de la microbiota intestinal).

Salud intestinal, bacterias y cerebro

En las últimas décadas el eje cerebro-intestino es el protagonista de numerosas investigaciones en el ámbito de la neurociencia y hoy día ya sabemos que nuestra salud intestinal, las bacterias que lo componen (microbiota) y nuestro cerebro están todos implicados con el sistema neuro-inmune-endocrino y nuestro comportamiento, utilizando el sistema inmune como la principal vía de comunicación.
Gracias a las nuevas tecnologías en biología molecular, la meta genómica y el estudio del DNA de nuestra microbiota intestinal (microbioma) ha permitido avanzar en el conocimiento de la importancia entre la diversidad bacteriana y la proporción de los diferentes philos genéticos de nuestra microbiota intestinal en muy diferentes patologías.
Estamos ante un nuevo paradigma de salud y de enfermedad: los microorganismos, la inmunidad y nuestro comportamiento. La PNIE te dará respuesta a tus preguntas.
El compromiso con nuestra microbiota es determinante para nuestra salud, efectivamente.
Comprobamos que necesitamos ser escuchados individualmente, estudiados individualmente y tratados de forma global con un equipo multidisciplinar, cada uno desde su especialidad médica correspondiente basándonos solamente en evidencias científicas al servicio de la excelencia.
Los investigadores en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIE) pretenden entender el mecanismo por el cual mantenemos o perdemos el equilibrio de nuestra salud, estudiando cómo el sistema inmune está comunicado con el sistema nerviosos central y el sistema endocrino afectando su interacción a nuestra salud emocional, anímica y social. Estudian el microbioma y su relación con nuestra conducta, el sistema nervioso, endocrino e inmune.
La relación de los microorganismos del intestino con nuestro cerebro y nuestro sistema inmune juega un papel clave en nuestro estado anímico, nuestra memoria, salud emocional, el comportamiento y nuestra salud hormonal.  Este diálogo entre la microbiota, el sistema inmune y el sistema nervioso puede mantenerse o perderse según nuestros hábitos de vida afectando al equilibrio global del individuo.
Todos los días vemos personas que sufren de estreñimiento o colon irritable y al mismo tiempo padecen de dolores crónicos, cansancio y dolor de cabeza. O de chicas con irregularidad menstrual o dolor menstrual que padecen problemas digestivos y al mismo tiempo sufren de ansiedad, nerviosismo y problemas de acné o alergias. Es curioso, se visitan a diferentes especialistas para cada dolencia y resulta que la clave la tenemos nosotras.
Ante la red de conexiones entre estos sistemas nos encontramos ante el escenario de que nuestras posibles intervenciones a nivel de la microbiota intestinal pueden ayudarnos a recuperar o mantener nuestra salud a nivel psico-neuro-inmuno-endocrino. Podemos influir en este complejo ecosistema intestinal a través de la dieta, de medicamentos o suplementos, del ejercicio físico o la gestión emocional del estrés y también a través de los trasplantes fecales ya que contienen bacterias sanas.

Equilibrio intestinal

El equilibrio entre los estrógenos-testosterona, la exposición a tóxicos y ciertos medicamentos (no solamente los antibióticos) modifican el equilibrio intestinal y juegan un papel importante en nuestro microbioma y nuestra salud en general.
El estrés vivido durante nuestra infancia también altera la microbiota intestinal y afecta a nuestra inmunidad  condicionando nuestra salud emocional y otras patologías inflamatorias en la edad adulta.
Hoy día todos sabemos que el estrés social puede condicionar el desarrollo de problemas emocionales como la ansiedad, la depresión o reacciones y conductas violentas. Pero, ¿Sabías que el sistema inmune está directamente implicado en estas respuestas sociales?
El estrés físico y emocional afecta a nuestro sistema inmune a través de las citoquinas que son inmuno-mensajeros que fabrican las células del sistema inmune. Incluso las experiencias estresantes en la infancia que provocan mayores niveles de citoquinas inflamatorias en el sistema inmune condiciona cambios en el cerebro que implican un mayor riesgo a padecer depresión en la edad adulta.
Las inflamaciones que padecemos siempre van cogidas de la mano con ciertas conductas.

Relación del comportamiento y nuestro sistema inmune

Los estudios demuestran que las personas que tienen un comportamiento más agresivo tienen niveles más elevados de citoquinas pro-inflamatorios, tienen el sistema inmune desequilibrado y también una cicatrización de las heridas más lenta.
Las personas más deprimidas tienen al mismo tiempo el sistema inmune más desequilibrado.
Así, si  se está preocupado por el estado de ánimo, por qué nada sale bien o por la fatiga, deberíamos hacernos una pregunta: ¿Por qué diríamos que nos ocurre? ¿Nuestro entorno social es así de insoportable o es el estado de nuestro sistema inmune? ¿Nos comportamos de manera irritable o agresivamente con los demás o nos reflejamos como una persona agradecida y amable con nuestro entorno? Nosotros podemos cambiar nuestra conducta reduciendo las inflamaciones y siendo agradecidos con nuestro entorno.
Claro, también tenemos invitados especiales en nuestras vidas. Otros microorganismos patógenos  que nos llegan del exterior.
La activación del sistema inmune y la producción de citoquinas inflamatorias en respuesta a patógenos como los virus, hongos, parásitos o bacterias provocará situaciones evitables como el cansancio, la apatía, falta de apetito, aislamiento social y somnolencia y anhedonia (incapacidad para sentir placer). Si en los análisis  de sangre siempre se comprueba tener el % de los linfocitos elevados por infección viral, o el % de los basófilos-eosinófilos por infección parasitaria o tal vez, el % elevado de los neutrófilos ya sea por inflamación o infección bacteriana, acabas de descubrir que hasta que no elimines a cada uno de estos patógenos estos nos provocaran, mientras sigan ahí, cambios anímicos, fatiga y patologías crónicas… pero solo serán crónicos hasta erradicarlos y recuperar el equilibrio en nuestra inmunidad. No era crónico, claro que no, nos tomamos durante muchos años antiinflamatorios, antidepresivos-ansiolíticos y vitaminas porque no sabíamos cómo resolver el mecanismo por el cual perdimos la salud.
Estas citoquinas inflamatorias fabricadas por el sistema inmune pueden entrar en el sistema nervioso central y afectar a los circuitos cerebrales que controlan las emociones y nuestro estado de ánimo. Las citoquinas afectan a nuestro sistema nervioso central principalmente por dos vías:
Neural pathway o Nervio vago y por el Humoral pathway, atravesando la barrera hematoencefálica (BBB).
Así tenemos por ejemplo a la interleukin-1β (IL-1β) que aumenta el metabolismo de la serotonina (5-HT) y de la Noradrenalina, y aumenta la producción hipotalámica de CRF que activa el eje de estrés Hipotálamo-Hipófisis-Adrenal (HHA). También activa el nuclear factor kappa B (NF-κB) que induce inflamación y regula la plasticidad sináptica neuronal.
Las personas agresivas, comparadas con las que no lo son, tienen niveles circulantes más elevados de las citoquinas pro inflamatorias como la Il-6, IL-1β, tumor necrosis factor-α (TNF-α) y de la PCR. Analicemos estas citoquinas si nos sentimos molestos y empezamos a poner orden sin fijarnos en los demás. ¿Somos  sufridores por todo y nos sentimos irritables con todo el mundo? Es curioso observar que las citoquinas pro inflamatorias Il-6 y TNF-α aumentan después de una discusión y se reducen después de recibir apoyo y soporte social.
Y, además, estas citoquinas inflamatorias aumentan antes de la discusión,  aumentan cuando se está expectante a sufrir un encuentro agresivo. Es decir, vivir una situación agresiva o desagradable y tener miedo a que ocurra, es decir, solamente sufrir por si ocurriera, implica lo mismo: inflamación. 
Si somos de los que aguantamos una situación desagradable cada día de nuestra vida y no deseamos vivirla y, además, ahora sabemos que eso afecta nuestro sistema inmune, la fatiga crónica, la depresión y la salud, lo recomendable es decir a quién no forme parte de nuestras ilusiones que: NO ES NO. Pero Tranquilo/a. Cada uno controla el estrés social. Vemos cómo nuestras emociones afectan a la inmunidad y al sistema nervioso. Por ejemplo, la depresión implica mayores niveles de Il-6, citoquina inflamatoria.
Y el estrés, la ira, el miedo y las emociones negativas provocan también la liberación de citoquinas pro-inflamatorias y la activación del eje HHA y del eje simpático-adreno-medular (SAM) que fabricaran hormonas de estrés como el cortisol, prolactina, hormona de crecimiento, noradrenalina, adrenalina… que modulará la actividad de los receptores hormonales que poseen las células de nuestra inmunidad.
Algunas personas seguirán tomando corticoides u otros antiinflamatorios, antidepresivos o  ansiolíticos sin saber que nada es crónico cuando resolvemos el origen del problema. Se ha comprobado que los antidepresivos tienen efectos antiinflamatorios y reducen la producción de citoquinas inflamatorias como la IFN-γ y, al mismo tiempo, aumenta la producción de citoquinas anti-inflamatorias como la IL-10 (Maes et al., 1999; Kubera et al., 2001; Ramirez et al., 2015; Köhler et al., 2017) mejorando el cuadro depresivo, comprobando así, cómo ciertos fármacos también tienen un mecanismo antinflamatorio que mejora el estado de ánimo de las personas.
El cortisol también reduce las citoquinas inflamatorias y suprime la inmunidad, por esta razón la cortisona es usada para tratar enfermedades inflamatorias o autoinmunes como la artritis o psoriasis. El estrés puede tener efectos protectores, pero no es el caso del estrés crónico o cuando después de picos de estrés, al desaparecer el “cortisol” de golpe justo antes de unas vacaciones o el primer día de las deseadas fiestas nos sorprendemos con fiebre, un resfriado, un ataque de migraña o una contractura fulminante.
El sistema nervioso parasimpático (SNP) y el sistema nervioso simpático (SNS) tienen efectos sinérgicos y opuestos en el sistema inmune. El SNP tiene una función calmante, relajante mientras el SNS es estimulante, de lucha y supervivencia. La activación del SNS aumenta la producción de citoquinas inflamatorias y, en cambio, la activación del SNP aumenta las citoquinas antiinflamatorias (Borovikova et al., 2000; Bierhaus et al., 2003; Matteoli et al., 2014).
En un meta-análisis realizado por Michael R. Irwin et al. el 2017 nos informa que en los trastornos del sueño hay un aumento de las citoquinas inflamatorias  IL-6 y TNF-alfa, de la PCR, de la estimulación del receptor inflamatorio del sistema inmune innato (TLR4)  y aumento del nuclear factor (NF)-κB. Dormir mucho provoca un aumento de las citoquinas pro-inflamatorias. Dormir poco, no.
Así… ¿Qué es lo recomendable? Lo ideal y recomendable es dormir 7-8h/noche. De hecho se asoció una mayor mortalidad según las horas que dormimos concretando que las personas que duermen >8 h/noche tienen un mayor riesgo de muerte del 30% y los que duermen <7h/noche un 12% de riesgo de muerte.
El descanso nocturno sin interrupción se asocia a una menor actividad del sistema nervioso simpático y una disminución de los marcadores inflamatorios.
Y varios estudios nos explican también cómo los tratamientos para el insomnio y para un sueño saludable basados en el Tai chi, la Terapia Cognitiva, la dieta y el ejercicio físico nos sirven para reducir las inflamaciones de nuestro organismo.

¿Hacemos lo suficiente por estar bien a todo nivel? 

Se sabe que ciertas bacterias intestinales nos ayudan en la regulación de nuestro sistema nervioso vegetativo, el simpático y también del parasimpático y, por lo tanto, afectando al desarrollo y mantenimiento de la salud inmune y hormonal.  ¿Qué bacterias hemos adquirido durante la vida? ¿Cuidamos nuestro intestino?  ¿Qué tal vamos con nuestra salud emocional?  En nuestro intestino tenemos bacterias con potencial psicobiótico que tienen la habilidad de fabricar moléculas con propiedades neuroactivas con un papel fundamental en nuestra fisiología y salud emocional.
La dirección de las futuras investigaciones y de la PNIE seguirá con la comprensión de cómo la microbiota afecta a nuestro sistema inmune y nuestra conducta. Todavía se necesita entender mejor  el mecanismo de los metabolitos y de las enzimas que fabrican nuestras bacterias y la conexión de las bacterias y sus propios componentes genéticos con nuestro sistema inmune y consecuentemente con nuestro cerebro y nuestra conducta.

No comments:

Post a Comment